“Parodiando a monseñor
Franceschi, que decía que la peor Cámara era preferible a la mejor camarilla,
resulta que hemos llegado a un punto en que tenemos la peor Cámara junto con la
peor camarilla, ¡Maldito sea el Mal Menor y el que
lo inventó! Jamás votaré más por el Mal
Menor, y no votaré más si no es por un Bien Total”.
“En cuanto a mí, no sólo descreo
ya en esta farsa sino que estimo ilícito coinquinar con ella; de donde hasta el
fin de mi vida votaré -porque hay multa- con un sobre vacío. Y si todos los
nacionalistas hicieran lo mismo…
Ya indiqué al comienzo el error del
Nacionalismo: es poner los ojos en el poder a corto
plazo en vez de ponerlos en la
Verdad a largo alcance. Creer
que el fin último de la
Política sea alcanzar o arrebatar el Poder es un error y una
estupidez: es el error de Maquiavelo y la estupidez de los políticos
baratos y pueriles que nos están moliendo y perdiendo. No se le puede pedir a
un político, pongamos Marcelo Sánchez Sorondo, que aspire al Sufrimiento y a la Derrota (es decir al
Martirio); eso es propio del hombre religioso, no del hombre ético; y un buen político es un hombre ético; no se les debe pedir a los nacionalistas que no aspiren a la Victoria ; pero es
menester pedirles que no pongan su Victoria en la consecución del Poder -por
ejemplo, una embajada- sino en la difusión triunfante de sus ideas -suponiendo
que las tengan- .O sea, que puedan [decir] como dijo el héroe nacionalista
que antes nombré, a sus asesinos: “Yo sé
por qué muero; y ustedes no saben por qué me matan”, y pudiera haber
añadido: “¡Pero muero para que lo sepan!”.
Castellani, L., Esencia del
Liberalismo, Dictio, Bs. As., 1976, pp. 148, 150-151.
Visto en: Argentinidad.org
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