En los siguientes textos de Francis Galton verán como el racismo del régimen nazi fue un invento inglés y que las políticas de control de la natalidad propiciadas por las Naciones Unidas con la complacencia de todos los gobiernos del globo, también. Pero no solo es una interpretación propia leyendo a este Sir inglés, sino que el mismo Galton lo deja en claro cuando habla de la aplicación política de sus “investigaciones científicas”. Por favor no dejen de leer este texto.
Francis Galton nació el 16 de febrero de 1822, casi el mismo día que su primo Charles Darwin, trece años mayor. Aunque no es tan conocido como su primo, su influencia no ha sido menos sustancial. Para el profesor de Ciencia y Teología en la Franciscan University de Steubenville (Ohio, EEUU), Benjamin D. Wiker si bien su nombre pudo haber caído en el olvido, “no lo han hecho sus contribuciones a la Cultura de la Muerte , porque Galton fue el responsable, en buena medida, de la aplicación de los argumentos evolutivos de Darwin con respecto a la selección natural a la procreación mejorada de los seres humanos” [1]. Galton denomino “eugenesia” a esta nueva ciencia de la procreación humana. Al acuñar el término buscaba:
“[…] una palabra breve que expresase la ciencia de la mejora de la raza, lo cual en modo alguno se reduce a lo relativo del apareamiento realizado de forma racional, sino que, especialmente en el caso del hombre, toma en consideración todas las influencias que tienden, en cualquier grado, por muy remoto que sea, a dar a las mejores razas o sangres más oportunidades de prevalecer sobre las menos aptas” [2]
En su obra, Herencia y eugenesia, da la clave de todas sus investigaciones en este ámbito:
“Pretendo demostrar en este libro que las capacidades naturales del hombre se derivan de su herencia, del mismo modo y bajo las mismas limitaciones que la forma y los rasgos físicos de todo el mundo orgánico. En consecuencia, de la misma manera que es fácil […] producir a través de una cuidadosa selección una línea permanente de perros o caballos dotados de una peculiar capacidad para correr o para hacer cualquier otra cosa, sería bastante factible producir una raza de hombres altamente dotados a través de matrimonios concertados de forma racional a lo largo de varias generaciones consecutivas” [3]
Galton se enoja frente a la igualdad de la naturaleza humana:
“[…] me solivianta eso que se dice sin pensar, sea de forma expresa o implícita, y especialmente en los cuentos que se escriben para enseñar a los niños a ser buenos, de que los niños nacen prácticamente iguales unos a otros y que los únicos factores que influyen en las diferencias entre un muchacho y otro, y entre un hombre y otro, son la constancia en el trabajo y el esfuerzo personal por las virtudes. Me opongo sin paliativos a tales pretensiones de igualdad natural” [4]
Queda claro que para Galton todos los logros intelectuales y morales vienen de la herencia.
El profesor Benjamin D. Wiker dice:
“Para Galton, las “leyes de la herencia” se aplican “tanto a las facultades mentales de los individuos como a las corporales”, y por lo tanto ambas pueden ser mejoradas mediante apareamientos racionales. Sin embargo, este “enorme […] poder […] conferido a cada generación sobre la misma naturaleza de sus descendientes”, lamentablemente, no ha sido nunca utilizado. A pesar incluso de que Darwin llamó la atención del público sobre los cambios beneficiosos que podrían derivarse de los adecuados cruces de plantas y animales, “hay que reconocer que el gran problema del mejoramiento futuro de la raza humana es que actualmente esa cuestión apenas se propone más allá de los ambientes académicos”. Seguidamente Galton añadía:
“Sin embargo, hoy en día el pensamiento y la acción se mueven rápidamente, y no es en modo alguno imposible que una generación que ha presenciado la exclusión de la raza china de los privilegios tradicionales de los pobladores de dos continentes y la deportación de la población hebrea de una gran porción de un tercero pueda vivir para ver otros actos análogos, realizados bajo una repentina presión socializante”
En palabras proféticas de Galton, “puede ser que las cuestiones que van a ser consideradas [en Herencia y eugenesia] adquieran inesperadamente importancia al caer dentro de la esfera de la política práctica”. [5]
Siguiendo su línea de control de la procreación humana nos dice Galton que “se actuase en profundidad sobre la capacidad natural media de una raza” a través de la regulación de la procreación. “Mi argumentación mostrará que la política más sabia es aquella que tenga como resultado retrasar la edad media del matrimonio entre los débiles y adelantarlo entre las clases más vigorosas” [6]
Traducido: los de alta cuna deberán procrear más y los de baja cuna, menos o nada.
Lo increíble de este autor es que fue el Arquitecto de la Cultura de la Muerte más conciente de su obra.
La “mejora de los dones naturales de las generaciones futuras de la raza humana se encuentra en buena parte si bien indirectamente, bajo nuestro control”. Los “procesos de evolución” si se desarrollan sin control, son ambiguos “porque algunos empujan hacia lo malo y otros hacia lo bueno. Lo que a nosotros corresponde es estar al acecho de las oportunidades de intervenir, poniendo coto a aquéllos y dando vía libre a estos”. Teniendo esto en mente, Galton tenía la esperanza de que pudiesen llevarse a cabo en el futuro trabajos de investigación “dirigidos a hacer una estimación e las posibilidades razonables de una futura acción política que elevase gradualmente el desgraciadamente bajo nivel actual de la raza humana, hasta llegar a un nivel en el que las utopías que sueñan los filántropos puedan convertirse en posibilidades reales”. [7]
Galton diseño un programa claramente eugenésico en su ensayo de 1873 para el Frazer´s Magazine “Mejora hereditaria”. Concibió el establecimiento de un banco de datos sobre el pedigrí de las personas que permitiese determinar los individuos “más notables desde el punto de vista de su herencia”. Después de un par de generaciones de selección artificial, “el número de familias de sangre verdaderamente fuerte” se levantaría para convertirse “en una potencia”. A medida que se multiplicasen “las personas de buena sangre, los menos dotados comenzarían a decaer en cualquier caso en el que entrasen en competencia con ellos, exactamente de la misma manera que las razas inferiores siempre desaparecen anta las superiores”. Los inferiores serían tratados “con amabilidad” siempre que se ajustasen a su forzoso celibato; sin embargo, si en el futuro empezasen a procrear, “tales personas serían consideradas enemigos del Estado, y habrían así renunciado a cualquier pretensión de trato amable” [8]
Hacia el final de su libro Hereditary Genius, decía:
“Podría llegar un tiempo futuro, en años muy lejanos, en que la población de la tierra se mantenga en unos números adecuados y esté conformada por las razas adecuadas, de la misma manera que las ovejas se crían en una pradera bien ordenada o las plantas en un invernadero; mientras tanto, hagamos lo que podamos para propiciar la multiplicación de las razas más dotadas, de modo que surja una civilización ilustrada y generosa, y no se obstaculice, partiendo de un instinto erróneo de ayudar a los débiles, la llegada de individuos fuertes y sanos”
Notas
[1] p. 81.
[2] Francis Galton, Inquiries into hyuman faculty and its development, J. M. Dent and Sons, Londres, 1907, 1928, p. 17.
[3] Francis Galton, Hereditary Genius: An Inquiry into Its Laws and Consequences, Mac Millan, Londres, 1925, p. 1.
[4] Citado por Wright Gillham, A life of Sir Francis Galton: From African Exploration to the Birth of Eugenics, Oxford University Press, Oxford, 2001, p. 2.
[5] Ibidem, p. 170-171.
[6] Francis Galton, Hereditary Genius: An Inquiry into Its Laws and Consequences, Mac Millan, Londres, 1925, p. 339.
[7] Ibidem, p. xxvii.
[8] Wright Gillham, Ob.Cit., p. 196-197.