A
continuación comparto con uds. un texto de Juan Bautista Alberdi en donde
podrán encontrar infinidad de verdades sobre la Argentina de fines del siglo
XIX y también de la Argentina de principios del siglo XXI. En amarillo el texto
de Alberdi.
En febrero de 1871 Juan Bautista Alberdi
publica en Londres Peregrinación de Luz del Día o Viajes y aventuras de la
Verdad en el Nuevo Mundo, áspero libro que caricaturiza la Argentina que había
contribuido a formar.
“La Verdad se determinó un día de
mal humor a emigrar al Nuevo Mundo”. Con el nombre de Luz del Día llega a Buenos Aires encontrando que los
clásicos villanos de la literatura, Tartufo, Don Basilio, Gil Blas habían “emigrado a este mundo de creyentes fáciles, de ilusiones,
esperanzas y riquezas”. La Argentina estaba conformada por ellos en “un patriotismo de empresa industrial”, sirviéndose
de logias, la prensa y la educación. “Las logias son máquinas de opinión ficticia, talleres de
justicia convencional, manufacturas de verdad hechiza, laboratorios de
atmósfera moral para dar vida a seres, a ideas, a cosas que hubieran sido
destinadas a morir de nacer en su atmósfera natural verdadera” dice Tartufo; “la prensa
tiene por objeto ocultar la verdad… en otro tiempo se calumniaba en secreto,
hoy se calumnia a la luz del mediodía” corrobora Basilio; la educación
consiste en “no estudiar (la verdad), nadie la
busca, nadie la quiere, y todos la evitan como causa de antipatía, de pobreza,
de asilamiento y de inferioridad… la verdad legítima es la hecha por el legislador.
No hay un hombre aquí que no sea adorador y apóstol furioso de la verdad, con
tal que sea la verdad de su hechura”, agrega el mismo Basilio.
Los nuevos dueños de la Argentina cambiaron la
historia valiéndose de la prensa, el libro, la educación y las logias. “Nuestro Plutarco en su calidad de educacionista ha escrito
la vida de nuestros bandidos para servir a la educación moral de la juventud… -dice Tartufo-. Si el tirano o el malvado, como se llama
siempre al hombre-obstáculo, llega a ser suprimido por los suyos propios con la
alianza de sus enemigos, … no faltaría más que dejarle morir impunemente para
hacerle ganar la palma del martirio y seguir dañando desde la tumba nuestros
intereses con ese fantasma de martirio heroico en que creen a pie juntillo los
papamoscas que forman el pueblo soberano. Basilio se encarga de suprimirlo y
esculpir en su epitafio las palabras de ladrón, asesino, malvado, embustero,
para que el caminante exclame ¡Bendita sea la mano que nos libró del él!”
Los bribones manejan las finanzas de la
Argentina con habilidad. “Como con el dinero se hace
el poder, y con el poder se hace la verdad, el derecho, la moral –dice
Tartufo-, el dinero es el poder legítimo, la autoridad moral, con él se compra
la obediencia, el respeto, el sufragio, las simpatías, las opiniones, las
creencias, la fe, la esperanza… Se entrega (el dinero) para trabajos de
utilidad pública, o sea muelles, puertos, ferrocarriles, canales, acueductos,
diques y telégrafos. Para alimentar esta credulidad tengo mi sacerdocio y mi
cátedra que son los escritores y la prensa. La
prensa hace atmósfera, tiene una retórica metálica porque sirve para hacer
dinero… Para que el dinero sea un instrumento
de influencia y de poder, es requisito indispensable que no sea propio. A los
hombres y a los pueblos se los compra con su propio dinero, así como se los
tiraniza con su propio poder… Para el crédito inteligente, el arte de contar es
el arte de mentir por la lengua de los números… Las cuentas públicas demuestran
con cifras aritméticas la inversión legal del último centavo de la renta que la
realidad demuestra disipada entre diez explotadores de la patria. Todo el arte
de esta aritmética de magia descansa en una mera concesión: en que el número 2,
por ejemplo, se haga pasar por 4, y el 4 por 14. Con esta simple precausión la
lengua de los números viene a ser la lengua de la mentira histórica sin dejar
de ser la lengua de la verdad matemática”.
El tercer farsante –Gil Blas- se ocupa de las
elecciones: “No es poco saber buscar y descubrir un
presidente gobernable… Debe tener en apariencia todas las aptitudes del mando,
pero en realidad debe carecer de todas. Con el exterior de un gobernante nato,
debe ser más gobernable que un esclavo; debe ser un timón con el aire de un
timonero, una máquina con figura de maquinista, un carnero con piel de león, un
conejo con el cuero de una hiena, un bribón consumado con el aire grave del
honor hecho hombre. Debe ser un mentiroso de nacimiento para darse aires de
odiar la mentira. El carácter es un escollo y el vicio de decir la verdad es
otro. El que ama el poder y aspira a tenerlo
debe dejarse mutilar la mano antes de abrirla si esta llena de verdades. Gran fama de hombre culto debe tener, pero jamás llegará
al poder si su educación ha sido hecha por estudios que ha dejado de hacer en
universidades que dejó de frecuentar, en instrucción y conocimientos que se
abstuvo de adquirir. Debe tener el talento de
ocultar la verdad por la palabra y la prensa. La frase gobierna al mundo a
condición de ser vacía”
Cansada de bellacos, Luz del Día busca a los
herederos “de la España caballeresca” que
debe haber en la Argentina. Encuentra algunos, “extranjeros
a las ciudades formadas por el comercio judaico y protestante. Se han quedado en las montañas, en las campañas
desiertas, en las soledades mediterráneas… Sus caracteres presentan una
incomprensible mezcla de grandeza y de barbarie, de crimen y heroicidad. Asi es
que de un lado tienen adoradores fanáticos y del otro violentos e implacables
enemigos”… “Lo peor de ellos –dice Gil Blas- es que pretenden desacreditar y
afear las ocupaciones honestas en que vivimos Basilio, Tartufo y yo. Nos hacen
un daño inmenso envolviéndose en corazas vaporosas que llaman honor, probidad,
desinterés, patriotismo. Pero nuestro Basilio conoce el arte de meterlos en
razón”. Es el “arte del exterminio político… asegurando (la impunidad) al
patriota ejecutor del crimen” con su arma favorita, “la calumnia de
civilización y progreso”.
En ese medio corrompido y controlado por
Tartufo y los suyos Luz del Día encuentra a Don Quijote más loco que nunca, “que ha hecho de la Libertad su Dulcinea; en España se
creía un héroe, aquí se cree un Dios. ¡Qué libertad sea! dice aquí como el que
dijo ¡Sea la luz! y el loco queda creído que la
libertad ha nacido y es un hecho, porque existe un decreto escrito…, decreta
hombres libres, forma municipales, hace legisladores y electores por la mera
virtud de sus decretos escritos… Suprime la historia del país y la complexión o
constitución social que un país debe a su historia secular, por un decreto en
el cual ordena que lo que ha sucedido, no sea lo que ha sucedido sino lo que ha
dejado de suceder… Decreta para su país de constitución o complexión
hispanoamericana, la constitución o complexión norteamericana, que es la obra
natural de los hechos que forman la historia angloamericana… No hay quien
disuada a don Quijote que un decreto escrito no es, por sí solo, una
institución, es decir, un hecho real, por el hecho cierto de estar escrito”.
[…] Cansada de bribones y de ilusos, Luz del
Día se vuelve al Viejo Mundo.
Rosa, José María: Historia Argentina. Tomo
VIII. Buenos Aires, Oriente, 1979, pp.172-174.