A continuación reproduzco un artículo de Gisela Carpineta aparecido en Miradas al Sur el domingo 4 de diciembre de 2011. Aclaro que los textos en naranja y entre corchetes son críticas de mi autoria. Lic. y Prof. Mario Accorsi
Revisionismo histórico: ¿propiedad privada del pasado?
La reciente creación del Instituto Manuel Dorrego, que estará a cargo del historiador Pacho O'Donnell, desató la polémica entre impulsores y detractores de la medida. Las miradas opuestas de Araceli Bellota y Ema Cibotti.
Al día siguiente del 166º aniversario de la Batalla de la Vuelta de Obligado, celebrado el pasado 20 de noviembre, se publicó en el Boletín Oficial el decreto presidencial 1880/2011. Allí se informaba la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, dirigido por el ensayista e historiador Mario Pacho O’Donnell.
Según señala el documento, firmado por Cristina Fernández de Kirchner, el organismo tendrá, entre otras cosas, la intención de “profundizar el conocimiento de la vida y obra de los mayores exponentes del ideario nacional, popular, federalista e iberoamericano”, así como “el estudio, la ponderación y la enseñanza de la vida y obra de personalidades de nuestra historia que obligan a revisar el lugar y el sentido que les fuera adjudicado por la historia oficial”. San Martín, Güemes, Artigas, Chacho Peñaloza y Facundo Quiroga serán algunos de los personajes a reestudiar.
La creación de dicho instituto desató una fuerte polémica entre impulsores y detractores de la medida. Fueron diversas las opiniones en torno al uso que se le dará y la trascendencia del mismo. Con el objetivo de cuestionar su puesta en marcha, Luis Alberto Romero y Beatriz Sarlo fueron las primeras voces que se alzaron con duras columnas en el diario La Nación.
“El Estado asume como doctrina oficial la versión revisionista del pasado. Descalifica a los historiadores formados en sus universidades y encomienda el esclarecimiento de la ‘verdad histórica’ a un grupo de personas carentes de calificaciones. El instituto deberá inculcar esa ‘verdad’ con métodos que recuerdan a las prácticas totalitarias. Palabras, quizás, pero luego vienen los hechos”, expresó el historiador Luis Alberto Romero en el diario mitrista.
[Toda historia debe ser revisionista porque, más allá de la tendencia política que han tenido los primeros revisionistas, el concepto esencial de esta escuela historiográfica fue la de REVISAR la historia escrita por aquellos que la escribieron con un objetivo político. No hay nada de malo, es más, debe ser así. La Historia debe ser CONSTANTEMENTE REVISADA, por eso es REVISIONISTA. Por otro lado, con respecto a la crítica que hace Luis Alberto Romero de la falta de calificación de las personas que forman parte del Instituto estoy de acuerdo, pues ¿le damos a manejar una clínica médica a un ingeniero o se la damos a un médico? Lo mismo pasa con la Historia. Los que deben escudriñar el pasado, utilizando los métodos correspondientes, deben ser quienes se han preparado académicamente para ello y no otros.]
Respecto a la creación del Instituto Dorrego y tras señalar que “hoy el revisionismo es una especie de fósil que vive en el paraíso de los best-sellers”, Beatriz Sarlo aseguró: “No se funda, entonces, con la modesta aspiración de conocer más y mejor el pasado, sino con la de poner las cosas en su lugar. Ya se sabe quiénes fueron los héroes y los villanos. Ahora hay que difundirlo desde un organismo público”.
[Beatriz Sarlo sigue pifiándole pues el Revisionismo (vuelvo a repetir) no debe entenderse como una posición ideológica (que de hecho sus detractores también la tienen y bien marcada) sino como una actitud constante hacia el estudio del pasado. Tanto Sarlo como Romero no se ajustan a lo que dice la norma de la creación del Instituto sino a lo que creen “está detrás”, cosa que todavía no lo sabemos ni podemos saber si habrá “un detrás”. Este “estar detrás” es una de las cosas criticables a estos historiadores académicos que han reaccionado, pues muchas veces es esta actitud la que los mueve y no el documento en sí. Terminan haciendo decir a los documentos cosas que no dicen sino cosas que ellos quieren que digan.]
En diálogo con Miradas al Sur, Araceli Bellota, vicepresidenta del Instituto, periodista y escritora, explicó que “las críticas no vienen de la Universidad de Buenos Aires, sino que sólo se trata de la reacción de un sector de esa casa liderado por Luis Alberto Romero”. Y señaló que “creen que son los dueños del saber histórico. Hasta ahora había un pensamiento único sobre nuestra historia, pero ahora aparece otra voz y eso es lo que les molesta”.
[Comparto esta observación de Araceli Bellota. La escuela de Romero es un bunker al que solo puede acceder quien piensa como ellos.]
Amados y odiados.
Ema Cibotti, especialista en historia social argentina, le explicó a Miradas al Sur por qué critica la creación del nuevo organismo: “Lo que descalifico es la factura de la idea. El decreto me chocó porque veta, dice a qué próceres estudiar y entonces califica en nacionales, populares, federales. ¿Y los que no lo son? ¿No se estudian?”.
[Perdón, Sra. Cibotti, no la he escuchado criticar al Instituto Sanmartiniano, la Instituto Sarmientino, al Instituto Belgraniano, al Instituto Browniano ni a ningún otro Instituto porque se aboquen al estudio de un personaje histórico en particular. Detrás de esta opinión no hay más que una posición política frente a algo que creen será el Instituto. Ahora, como historiadores ¿podemos juzgar al instituto de tener un pensamiento único cuando apenas ha comenzado a actuar? Esta no es una actitud de un académico, perdóneme.]
“Para Pacho, Sarmiento es como una suerte de enemigo a batir y creo que es inútil que lo intente. ¿Todavía estamos en eso? Ya debemos ver otras cosas. Esa historia tenía sentido en la Argentina de mediados del siglo XX”, expresó Cibotti.
[La figura de Sarmiento es levantada por la gestión educativa del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y no he escuchado de parte de estos historiadores la vos bien en alto diciendo: “¿Todavía estamos en eso?”. O peor aún: “¿todavía cantamos el Himno Nacional?” Por otro lado, leyendo el decreto de la creación nunca leí que el objetivo del Instituto fuera atacar a Sarmiento, cosa que sería deplorable en un historiador, pues nosotros no atacamos a nadie ni tenemos la potestad para hacerlo. No nos incumbe. Por último dice algo interesante: “¿Todavía estamos en eso? Ya debemos ver otras cosas. Esa historia tenía sentido en la Argentina de mediados del siglo XX” ¿Quiénes son ellos para decir que esta historia tenía sentido en la Argentina de mediados del siglo XX y ahora no lo tiene? ¿La Historia que ellos hacen tiene el sentido de la Argentina del siglo XXI? ¿Por qué? ¿No es un tema contemporáneo la Coparticipación de los Ingresos del Estado entre las Provincias o la defensa de los recursos del suelo y del subsuelo, especialmente del agua, próxima fuente de desdichas mundiales?]
En respuesta, Araceli Bellota explicó que no se tratará de exaltar a unos y denostar a otros: “Está bueno revisar a todas las figuras de la historia, así como lo está revisar la figura de Sarmiento, denostado por la figura del revisionismo actual y que también tiene cantidad de aspectos que son absolutamente valorables como el camino que le abrió a las mujeres en el espacio público a través de las escuelas y la tarea de maestras”, explicó.
“Es innecesario alambrar el terreno antes de empezar a cultivar. Con una mano en el corazón, ¿otra vez Dorrego? ¿Otra vez San Martín? Si yo digo que San Martín tocaba cielitos en el Ejército de la Patria, no es un gran dato, está en Historia del Teatro Argentino. Me parece que ya está todo escrito por ahí, no hay mucho más por aportar. El revisionismo es como una fuente seca que ha dejado de tener preguntas interesantes. Hace rato ya que no se está aportando al debate”, criticó Cibotti.
[No puedo creer esta afirmación de una historiadora prestigiosa como Cibotti. ¿Ha quién quiere estudiar Cibotti? ¿Al vendedor intrascendente de la colonia o al militar que liberó a la mitad de América? Por supuesto no desprecio el estudio del vendedor intrascendente de la colonia pues este fue necesario, en alguna medida, para que San Martín cruzara los Andes, pero hay una gran diferencia entre las acciones de uno y las de otro. No hay duda. Lo que más me alarmó de nuestra historiadora es esta afirmación: “Me parece que ya está todo escrito por ahí, no hay mucho más por aportar.” ¿Ya esta todo escrito de San Martín, de Dorrego, de Artigas, de Rosas? ¿Y si encontramos la carta perdida que Rosas le escribió a Artigas debemos obviarla? ¡Por favor! ¡Esto no es histórico, Sra. Ciboti]
Los 33.
Con O'Donnell como su titular, Víctor Jorge Ramos y Araceli Bellota como vicepresidentes, en total serán 33 los miembros del Instituto Revisionista Manuel Dorrego que ejercerán sus cargos ad honorem. Participarán profesores de las universidades de Moreno, Morón, Lanús, Buenos Aires y La Matanza. Felipe Pigna, Hugo Chumbita, Ana Jaramillo, Salvador Cabral, Julio Fernández Baraibar, Jorge Coscia, Eduardo Anguita, Roberto Caballero y Hernán Brienza, son algunos de sus integrantes.
Al respecto, en una nota titulada El Estado impone su propia épica, Luis Alberto Romero sentenció: “Quienes hoy hablan en su nombre impresionan por su mediocridad. El decreto los califica de ‘historiadores o investigadores especializados’, capaces de construir un conocimiento ‘de acuerdo con las rigurosas exigencias del saber científico’. Pero ninguno de ellos es reconocido, o simplemente conocido, en el ámbito de los historiadores profesionales. De los 33 académicos designados, hay algunos conocidos en el terreno del periodismo, la docencia o la función pública. Dos de entre ellos, Pacho O'Donnell y Felipe Pigna, son escritores famosos. En mi opinión, entre ellos hay muchos narradores de mitos y epopeyas, pero ningún historiador. Nada comparable con los fundadores del revisionismo”.
[Comparto la sentencia de Romero en cuanto a que hay muchos “narradores de mitos y epopeyas” y que en poco se compara con los “fundadores del revisionismo”, pero no por eso vamos a dejar de escucharlos. No comparto la posición de Romero de que el historiador debe ser reconocido por la comunidad científica pues ésta está muy bastardeado y mercantilizado. Lo que sí es destacable es que deberían ser historiadores profesionales.]
“¿Por qué debemos tolerar que se nos califique de ‘escritores puestos a historiadores’ cuando nuestros trabajos han aportado el hallazgo de nuevos documentos para la historiografía nacional, mientras que muchos de los libros de los ‘historiadores científicos’ no han agregado ni nuevas fuentes y mucho menos significaron un tributo a la literatura?”, respondió Araceli Bellota.
[También estoy de acuerdo de que quienes critican muy poco han aportado pero debe respetarse la profesión pues sino el día de mañana tenemos médicos o ingenieros que se lanzan a ejercer sin tener la formación académica correspondiente.]
El historiador Norberto Galasso fue uno de los invitados que desistió de participar del nuevo proyecto. En una carta dirigida al instituto explicó que declinó participar de él “para evitar confusiones e incompatibilidades en momentos en que la Argentina necesita la mayor claridad posible y no avanzar en equívocos”.
[¡Con más razón debería participar! ¡Qué razonamiento intrincado, Galasso!]
Como en el intercambio de cartas intervino luego Víctor Ramos, vicepresidente segundo del organismo, quien sostuvo que los argumentos del rechazo de Galasso eran “enigmáticos”, su respuesta no tardó en llegar. Al respecto el historiador señaló: “Desde 1997, en el Centro Discépolo, hemos venido formulando la crítica a la Historia. Así publicamos 30 cuadernillos bajo el rótulo Cuadernos para la Otra Historia. En base a ellos dimos conferencias, armamos talleres y en 2005 los convertimos en 10 DVD que ha difundido últimamente el periódico Miradas al Sur. De todas estas experiencias surge mi compromiso personal, militante, con el grupo de compañeros que ha llevado adelante esta tarea”, manifestó Galasso.
El historiador e investigador del Conicet, Gabriel Di Meglio, también rechazó formar parte del Instituto Dorrego: “Desistí de participar porque estoy en contra de los discursos cerrados. El Instituto llama a combatir una historia oficial que ya no existe. Hoy conviven varios discursos y corrientes. El error del instituto es querer enfrentar y polarizar los dos campos: los historiadores académicos versus los revisionistas”.
[La Historia Oficial y la Historia Revisada siempre existirán señor Di Meglio. La Historia Oficial es la escrita para fundamentar un statu quo político, social, económico, doctrinal y la Historia Revisada es la escrita para revisar y desentrañar esta mala utilización de la Historia por parte del poder.]
Enriquecer el debate.
Para Beatriz Sarlo la creación de la institución “puede ser arcaica o peligrosa”. Al respecto, el hijo de Jorge Abelardo Ramos salió al cruce y dijo: “La simple creación de un instituto de investigaciones históricas que aparentaba hasta ahora ser un inocente e inofensivo grupo de estudio, ¡se convirtió en un peligro! ¿Para quién puede ser peligroso el nacimiento de un instituto que se dedique a investigar la historia argentina y latinoamericana? ¿Qué pone en riesgo?”.
[¿Arcaica? ¡Qué expresión fea, digna de un Positivista! No comparto la evolución en las corrientes historiográficas, sí el progreso.]
“En la factura del decreto subyace una visión maniquea muy simplificadora y desactualizada en términos de los temas que interesan hoy”, criticó Cibotti. “El Estado lo que hizo fue ampliar el debate, igual que como lo hizo con la Ley de Medios Audiovisuales. Lo que se hizo fue reconocer por primera vez un espacio que muchos historiadores recorremos desde hace tiempo y dar un lugar para que se formule ese debate”, manifestó Bellota a Miradas al Sur.
“Lo que tiene de interesante la historia es que hay cantidad de puntos para analizar y revisar. Quienes integramos el instituto no tenemos un pensamiento único, no todos pensamos lo mismo, hay cantidad de matices. Los que fueron admitidos lo han sido por sus capacidades, su trayectoria, investigaciones o producciones. Lo único que sí resaltamos como convergencia es el rescate de lo nacional y lo popular. Eso está bueno porque en general quienes nos critican tienen una suerte de alergia a lo popular”, agregó la periodista.
“Este instituto no está cerrado para nadie, y mucho menos para el debate que, por lo visto, ya se ha generado”, aseguró Ramos. En línea, Bellota agregó: “Porque se creó un instituto, armaron semejante escándalo. Somos nosotros los que no tenemos problemas con la diversidad”.
Después del Bicentenario, la polémica sobre el rol del pasado vuelve a encenderse. Pese a que muchos de sus críticos lo habían dado por muerto, el revisionismo vuelve a ponerse sobre la mesa. El debate recién comienza. Bienvenido sea.
“El revisionismo es una fuente seca. Hace rato que no se aporta al debate.”
EMA CIBOTTI
“En general, quienes nos critican tienen una suerte de alergia a lo popular.”
ARACELI BELLOTA
La intención de la creación de este Instituto es la siguiente: “profundizar el conocimiento de la vida y obra de los mayores exponentes del ideario nacional, popular, federalista e iberoamericano”. Ahora, ¿qué se entiende por “ideario nacional, popular, federalista e iberoamericano”? Esta es la clave, creo yo, de la discusión.
Fuente del artículo: Miradas al Sur
Muy bueno estoy completamente de acuerdo con el instituto de revisionismo histórico argentino latinoamericano. Felicitaciones y a trabajar que hay mucho que hacer...
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