El adjetivo “vaciamiento”
que tanto venimos escuchando últimamente no es entendido en profundidad. Para
poder entender el “caso YPF” debemos conocer en perspectiva la
historia argentina de los últimos 30 años.
Para empezar a exponer mis ideas voy a tomar
como método dos conceptos del tan lúcido y destructor político y ensayista
italiano, Antonio Gramsci, uno de los fundadores de la Nueva Izquierda , relectura del
marxismo ortodoxo en el siglo XX, quien creía, y con razón, que las ideas-límite del liberalismo eran las ideas-fuerza del
socialismo. Teniendo en cuenta esto, pasamos al origen y causa de gran
parte de nuestras desdichas contemporáneas.
En 1982 cuando Domingo Cavallo era presidente
del Banco Central estatizó la deuda privada externa y nos sometió a una
dependencia que al día de hoy sufrimos. De ahí en adelante, vino el gobierno de
Raúl Alfonsín, signo de apertura política a la democracia pero no muy ducho en
las cuestiones económicas. De esta manera y con un cierto nivel de estabilidad
en el sistema político argentino asumió Carlos Menem y es aquí donde quería
llegar.
El neoliberalismo menemista de los
noventa se transformó en la idea-fuerza del progresismo kirchnerista de la primera
década del siglo XXI.
Tienen una misma línea, aunque se deploren. Es más, esta guerra encarnizada
entre ambos no es más que la lógica de una dialéctica imperialista que nos
sigue carcomiendo las entrañas. Para ellos el caos
es creador y hace avanzar a la historia. Por eso, ayer fuimos enemigos y
hoy somos amigos y viceversa. En definitiva, son
funcionales a un sistema que los supera.
Pero ¿cuáles son las
ideas-límite del neoliberalismo menemista de las que parte el progresismo
kircherista? El vaciamiento.
Las privatizaciones de la época menemista son
la entrega de los recursos de los argentinos a manos extranjeras sin control
alguno. La consecuencia lógica de tamaño acto es el vaciamiento de esos
recursos.
La estatización de la época
kirchnerista es la coronación de este acto de vaciamiento al tomar esos
recursos vaciados sin castigar a quien los destruyo. Es más, cabe pensar que la gestión
gubernamental es cómplice de dejar escapar a los culpables de este gran robo a la Patria. Algo así como lo que
hizo Perón con la compra de los trenes a Gran Bretaña con el oro argentino
depositado en Londres, cuando el sistema ferroviario no servía para mucho. Sino fuera ese el objetivo del progresismo kirchnerista
entonces por qué no le quita la concesión a las multinacionales que realizan
minería a cielo abierto en la cordillera de los Andes. ¡Porque estas empresas dan ganancias a los extranjeros y no
como YPF que ya no! Los hechos hablan por sí solos.
En definitiva, desde la deuda externa, cuyo
artífice fue Domingo Cavallo, pasando por la estabilización del sistema
político con Alfonsín, la época menemista y
kirchnerista son más que épocas gestionadas por mercenarios a sueldo que
trabajan para los intereses foráneos.
Muy bueno!!!! es que no se entiende porque ahce 1 año estaban a favor de YPF Repsol y ahora de la nada se hacen los super heroes con la estatizacion...no se entiende, ademas de que ya se esta hablando de capitales franceses e ingleses....es para la gilada esto...tendrian que haber votado encontra en su momento.....es horrible ´porque genera emociones encontradas,m uno quiere que vuelva a manos argentinas pero no asi
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