Hoy hay dos argentinas. Una real y otra
utópica. La Argentina
real es la que vive diariamente la mayoría de mis compatriotas. No es un índice
inflacionario adulterado o una pintada pseudo patriótica de La Campora en la Avenida Del
Libertador. No, no lo es. La realidad es el sufrimiento que día a día cada
trabajador argentino deja en silencio para lograr una vida digna para él y para
su familia. Es aquel que se levanta a las 5 de la mañana para tomar ese tren
deplorable que cada jornada le enrostra “indigno eres de vivir en este país,
por eso viajas en este tren”; es aquel que lleva a sus hijos al colegio para
poder ir a esa oficina “tan deprimente que no tiene una sola ventana” pero que
le da la posibilidad de ahorrar para dejarle algo a “los suyos”. La realidad es
esa compra en el supermercado de la que cada vez nos llevamos menos y dejamos
más. Es esa familia que estaba “peleándola” por salir adelante y a él lo
mataron en una salidera bancaria y ella quedó sola y desamparada por culpa de
unos pendejos que querían tener el último celular tal como le enseña este
perverso consumismo yanqui. Es ese niño que ve a su padre llegar a su casa cada
vez más ofuscado porque no le alcanza su sueldo PARA VIVIR!
Por otro lado, esta “la utopía”. “La utopía” son
las bondades del “modelo”, son los índices extraordinarios de progreso desde el
2003 al día de hoy, son las esperanzas por el futbol de los viernes, los
sábados y los domingos que nos hacen olvidar la vida indigna que nos obligan a
tener o la netbook “para poder estudiar”. “La
utopía” es creer tener en la “Corpo” un enemigo contra quien luchar, es
crear a aquel que da sentido a mi juventud bulliciosa pero vacía y superficial.
Pero “la utopia” no es solo eso. No
hay que equivocarse sino que también son los negocios oscuros de una dirigencia
política cada vez más ávida de la acumulación de capital (actitud bien progre
por cierto), desorbitada por recaudar sin importar las consecuencias en quienes
pusieron todas sus esperanzas. Son los legisladores sufriendo “mediáticamente”
pero viviendo suntuosamente, mostrándose presurosos con los problemas sociales aparecidos
en los medios masivos de comunicación pero una vez acabado el rating dejando al
ciudadano a pie sin nada. En fin, “la
utopía” es aquella minoría dirigente que corrupta y corrompedora propone
una vida que no queremos pero que vivimos por no se que somnolienta inercia.
¿Qué país es este? ¿Esta es la
Patria que queremos para nosotros y para nuestros hijos? ¿Debemos dejar que el sistema político nos detenga en el
camino del bien para el común, del bien para todos los trabajadores de buena
voluntad? ¿Debemos seguir dejando que los políticos manejen tan
descaradamente asuntos tan importantes para nuestra vida y la de nuestros
hijos? ¿Qué nos pasa pueblo? ¿Recordamos que frente a los enemigos que
quisieron imponernos un estilo de vida extraño al nuestro, como fueron los
ingleses en 1806 y 1807, los sacamos a las patadas, con un brío sin precedentes
en la historia universal? ¿Nos damos cuenta de la
heroica sangre que corre por nuestras venas o todavía nos creemos inferiores?
No se debe esperar más, porque más esperamos más sufre aquel que da dignidad a la Patria y eso clama justicia
del Cielo.
Excelente...que nos pasa? NOS FALTA UN LIDER!
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