"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

lunes, 5 de septiembre de 2011

El pensamiento progre en nuestra Historia

A continuación un ejemplo claro del pensamiento progresista en la Historia Argentina. Este pensamiento que quiere borrar los hechos con actos legislativos, que quiere borrar la realidad presente para que las generaciones futuras no la conozcan TAL CUAL ES. En definitiva, que quiere imponer un pensamiento único y creado en las mentes más perversas de nuestro tiempo.

En sesión de la Legislatura bonaerense en 1857 el diputado Nicolás Albarelos decía lo siguiente:

“Rosas, señor, ese tirano, ese bárbaro, no era considerado así por las naciones europeas y civilizadas, y pasado ese juicio a la posteridad se pondrá en duda, cuando menos, esa tiranía bárbara y execrable que Rosas ejerció sobre nosotros.

No puede librarse a la historia el fallo del tirano Rosas ¿Qué dirá la historia cuando se vea que la Inglaterra ha devuelto a ese tirano los cañones tomados en acción de guerra, y saludado su pabellón, sangriento y manchado con una salva de 21 cañonazos?

La Francia, que hizo causa común con los enemigos de Rosas, que inició la cruzada en la que figuró el general Lavalle, a su tiempo lo abandonó, y trató con Rosas, y también debió saludar su pabellón con 21 cañonazos.
Yo pregunto, señor, si estos hechos borrarán en la historia todo cuanto podamos decir los enemigos de Rosas, si no lo sancionamos con un acto legislativo como esta ley.
… ¿Qué se dirá en la historia – y esto es triste decirlo – cuando se sepa que el valiente almirante Brown, el héroe de la marina de guerra de la independencia, fue el almirante que defendió la tiranía de Rosas; que el general San Martín, el vencedor de los Andes, el padre de las glorias argentinas, le hizo el homenaje más grandioso que puede hacerse a un militar, entregándole su espada?

¿Se verá a este hombre, Rosas, dentro de veinte años, tal como lo vemos nosotros a cinco años de su caída, si no nos adelantamos a votar una ley que lo castigue definitivamente con el dicterio de traidor?… No, señor. No podemos dejar el juicio de Rosas a la historia, porque si no decimos desde ahora que fue un traidor, y enseñamos en la escuela a odiarlo, Rosas no será considerado como un tirano, y quizás lo sería como el más grande de los argentinos”.

(Diario de Sesiones de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1857)

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