Los marxistas, aunque no lo
quieran, siempre han concedido gran valor a la teoría que mueve las acciones
revolucionarias. Lenin, como revolucionario, fue conciente de esto y consideró
que sin teoría revolucionaria no habría movimiento revolucionario. Por otro
parte, imitó a Engels en cuanto a la consideración de que el marxismo no es un dogma sino un camino para la acción.
Por otra parte, creyó que los
obreros no podían ser librados a sí mismo pues caerían en una actitud
“sindical”, o sea, presionarían al Estado para mejorar su situación pero nunca
irían, por propia voluntad, en contra del sistema. Algo así como el sindicalismo peronista en nuestro país quien
nunca buscó ir contra el sistema sino lograr la intervención del Estado en las
relaciones laborales. Seguramente la izquierda que se
introdujo en el peronismo en la década del 60 lo hizo con esta intención:
superar este estadio “espontáneo” del movimiento obrero, encauzando la
Revolución a través del movimiento guerrillero. Por eso Lenin decía que
la conciencia revolucionaria debía venir desde afuera, los intelectuales que
son los auténticos “fermentos
revolucionarios”. De esta manera, el Partido pasaba a ser la vanguardia de
las clases obreras, el que encauza y organiza la revolución. Así, podemos ver,
en un esquema como este, que el peronismo no es más
que una manifestación primordial de la organización obrera que se queda “por el
camino” y que este impulso primordial debe ser reencauzado por la vanguardia
intelectual progresista montonera.
Al marxismo leninismo, que no es
más que Lenin aplicando la interpretación propia del marxismo, lo hemos condensado en cinco puntos: su concepción peculiar del Estado, la dictadura
del proletariado, la dictadura del partido, la centralización y la
colectivización.
En primer lugar y alejándose de
su maestro, no considera que deba combatirse al Estado
para su liquidación sino más bien se debe utilizar la estructura estatal
burguesa para destruirla.
Esto decía Lenin:
«dentro del comunismo no solamente se conserva durante cierto tiempo el
Derecho burgués, sino incluso el Estado burgués; pero... sin burgueses».
Y en la misma obra postula:
«Destruir la burocracia inmediatamente, por doquier y por completo: ésa
no es la cuestión. Eso es una utopía. Pero romperla para, una vez destruida la
vieja máquina burocrática, iniciar en seguida la construcción de una nueva...
eso no es una utopía... eso es la tarea directa y necesaria del proletariado
revolucionario».
El kirchnerismo, en nuestro país,
ha hecho esto. Se ha parado sobre el Estado
neoliberal menemista y ha roto “la vieja máquina burocrática” iniciando así “en
seguida la construcción de una nueva”. ¿Qué es sino el poder entregado a
los secretarios de los ministerios? ¿Desde cuando en nuestro país el Secretario
de Comercio, el Secretario de Defensa, el Secretario de Transportes tienen
tanta presencia política? ¿Será parte de la nueva máquina burocrática? Esto
escribía Juan Domingo Perón en Tres Revoluciones:
“Los jefes de la revolución no eran hombres que debieran aparecer en
primer plano, porque sabíamos —y así convenía que fuera— que en las
revoluciones los hombres se imponen desde la segunda fila y no desde la
primera, donde, invariablemente, fracasan y son destituidos”.
El segundo punto es la Dictadura del Proletariado. Raras veces Karl Marx
habló de tal dictadura, pero Lenin la sostuvo no solamente en sus escritos sino
sobre todo el pueblo ruso. El escribía:
“Únicamente es marxista aquel que admite no sólo la lucha de clases,
sino además la dictadura del proletariado»
Qué
este gobierno admite y promueve la lucha de clases no hay duda, basta
con ver las opiniones de los funcionarios oficialistas luego de la marcha del
13 de septiembre para darse cuenta de ello, pero la dictadura del proletariado
todavía no me juego a afirmarlo, aunque la dictadura ya esta en marcha.
El tercer punto es la Dictadura del Partido único. En el XI Congreso del
Partido Comunista Lenin expuso:
«una dictadura de la clase trabajadora no puede asegurarse salvo en la
forma de una dictadura de su vanguardia progresista, o sea, el partido
comunista»
Evidentemente
no estamos frente a un partido comunista gobernando el poder pero sí estamos
frente a un proceso de concentración del poder en una vanguardia progresista
que actúa de manera dictatorial. Este punto esta íntimamente ligado con
el cuarto que es la centralización del poder en una sola persona. En realidad, esta vanguardia es funcional al líder, al
Secretario General del partido en la concepción marxista leninista y al Presidente de la Nación en nuestro caso.
En el proceso
histórico nacional ha quedado claro el colaboracionismo parlamentario y el
sometimiento judicial a los designios del Presidente de la Nación y no del
Ejecutivo en pleno. Este proceso no es más que la concentración de los tres
poderes en una sola persona: el presidente.
En la
centralización se dan dos procesos paralelos: por un lado, la destrucción del
aparato burocrático menemista reemplazándolo por otro, en donde el poder lo
tienen los cuadros intermedios para que no se fagociten al líder, y por otro
lado, la transferencia de la decisión legislativa y judicial al líder, bajando
línea a la mayoría oficialista y a la minoría funcional parlamentaria y
comprando y presionando a los jueces.
El último punto es el de la Colectivización. En el marxismo puro no existe más
que la eliminación de la propiedad privada, pero Lenin “leyó” este punto en
clave colectivista, que no era más que la transferencia de la propiedad que estaba
en manos de privados a manos del Estado, o sea, del líder.
En este gobierno hay una clara
convicción de estatizar los recursos del estado, lo que en un Estado soberano,
administrado eficientemente y con una inclinación al bien común, sería muy
bueno, pero en un Estado en vías de ser “de líder único” (no ya de partido
único), estas estatizaciones no son más que el
traslado del control de la propiedad, ya sea privada extranjera como privada
nacional, a la esfera del líder y sus adláteres. De esta manera, se va cerrando el círculo de la centralización del poder
político, económico y social en torno a la cabeza del régimen.
Resumamos: el marxismo
leninismo hoy es un buen camino para la centralización del poder en manos de un
líder único, asistido por un incondicional ejercito burocrático que ejecuta sus
órdenes, con la clara intención de transformar el Estado neoliberal de la
década del 90 en un Estado totalitario.
¿Creerán
los kirchernistas que son los encargados de superar el peronismo utilizando la marxismo
leninismo? ¿creerán los ideólogos del régimen que el peronismo es una
manifestación “espontánea” de los obreros incompleta y que debe ser superada
por la vanguardia intelectual progresista? No lo sé, pero hay muchos elementos
que me llevan a creerlo.
ESTA PRESIDENTA SE TIENE QUE IR SOLITA CON LA CACEROLA DEL PUEBLO ARGENTINO QUE LA PONE MUY NERVIOSA PERO EN VES DE IR A LA PLAZA POR QUE NO VAMOS DIRECTO A LA QUINTA PRESIDENCIAL HAGAMOS LOS CACEROLAZOZ EN LA QUINTA VAN A VER LOS RESULTADOS GRACIAS JOSE
ResponderEliminarEs indudable que una prensa mal informada creó opinion sobre el liberalismo, el anterior y el nuevo.
ResponderEliminarSi queremos ver con ojos de verdad nuestra historia. veremos que el primer liberal nuestro, propio, fue el General y abogado
Manuel Belgrano. Y PARA ENTENDER, esto que digo, nada mejor que leer vida y obra de este particular Padre de la Patria.
Desde el mismo comienzo de la historia, el hombre luchó por su libertad, ese de antes y tambien de hoy, solo se denomina liberal, por que quiere para si y para todos la misma libertad, y solo los advenedizos toman el nombre de liberal, para engañar al resto de la sociedad.Nuestra Constitución es liberal, y muy clara, la libertad absoluta se goza dentro de la Ley, fuera de la Ley nada, eso convierte a los hombres en libres, y por ende liberales.