"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

lunes, 23 de julio de 2012

El Marxismo

El Marxismo es una doctrina creada por un filósofo judío alemán llamado Karl Marx. Surge a la luz de las consecuencias de la Revolución Industrial pero con la intención de ser un camino para la reorganización social mundial. También llamada Socialismo Científico, en contraposición al Utópico surgido a principios del siglo XIX, se caracteriza por ser un método de análisis de la Historia con una clara intención práctica: modificar la realidad. Es imprescindible conocer como se ha creado esta filosofía y a base de qué conceptos y postulados. A continuación una breve y humilde explicación (de lo que me acuerdo de la facultad) de cómo Marx crea el Materialismo Dialéctico.

Karl Marx desarrolla su doctrina en base a dos conceptos filosóficos que se encontraban “en el ambiente” filosófico del momento: la dialéctica hegeliana y el materialismo de Feuerbach.

La dialéctica hegeliana

Hegel, filosofo alemán, crítica la filosofía realista aristotélica, por haberse quedado a medio camino en el conocimiento pues considera que sus conceptos son estáticos y su forma de conocer solamente nos lleva a un conocimiento imperfecto de la cosa por no insertarla, por así decir, en el devenir (es como si Aristóteles hubiese “aislado” la cosa para su conocimiento y su definición haya sido realizada en ese “aislamiento” sin tener en cuenta sus relaciones). El verdadero conocimiento de la cosa es conocer la cosa en su relación, solo así podremos tener un conocimiento total, dice Hegel. De ahí a modificar el principio de no contradicción, solo un paso. Según la filosofía realista el principio de no contradicción dice que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en la lógica tradicional nos dice que una proposición y su negación no pueden ser ambas verdaderas. Pero Hegel la cambiará y dirá que una proporción y su negación pueden ser ambas verdaderas, transformando la negación en una proposición verdadera. Por ejemplo, un pañuelo no puede ser una silla y en lógica, la proposición A (verdadera: pañuelo) no puede ser la proporción B (falsa: silla). Pero Hegel creará un ardid y dirá que el pañuelo es una NO silla. De esta manera la proporción A será verdadera y la B (no silla) no lo será pero en el lenguaje nosotros entenderemos lo que Hegel nos quiso decir y así, transformará al pañuelo en TODO lo que no puede ser, en definitiva, el pañuelo será TODO. Esto lo hará en nombre del devenir, ya que una cosa es perfectamente definida si conozco sus relaciones con todo lo que la rodea.



De ahora en adelante, todo conocimiento para ser perfecto debe estar relacionado sino será imperfecto. De ahí, el movimiento intelectual que me llevará al conocimiento será en tres pasos: conoceré “la cosa en sí”, luego “el para sí”, o sea, su negación en cuanto que no lo es; y, por último, “la cosa en sí para sí”, o sea, la cosa en relación con todo lo que no es la cosa. Este será el punto de partida de la dialéctica hegeliana, esta nueva forma de conocer propuesta por nuestro filosofo alemán. Pero esta dialéctica será nefasta cuando sea aplicada a la Historia y el encargado de esto será nuevamente un filósofo alemán: Karl Marx.

El materialismo de Feuerbach

Feuerbach, considera que el hombre es solamente materia y, haciendo una análisis de la religión, considera que sus aspiraciones, sensaciones, etc. (que nosotros decimos nacen de nuestra parte espiritual) no son más que proyecciones mentales, evasiones. Así, pensar en la vida después de la muerte es una salida a la situación de miserabilidad en la que vive el hombre. ¿Cuál es la solución para Feuerbach? No la hay. Este materialismo es inmovilista, es estático, nosotros los hombres no podemos salir de este estado miserable que nos acecha constantemente.



El materialismo dialéctico

Ahora bien, tomando esta idea, Marx fue más optimista y le imprimió movimiento a este materialismo. ¿Cómo? Por medio de la dialéctica. Pero no como forma de conocer sino que ahora la Historia (la materia en el devenir) se moverá como la inteligencia al conocer.

Veamos: si todo es materia, si todas las aspiraciones de la naturaleza humana son materiales entonces lo único que mueve al hombre a hacer lo que hace será lo material y el medio de intercambio y acumulación de la materia es el dinero. El sustrato de la Historia y de la vida misma será económico, por eso Marx considera que la Estructura (concepto marxista) es económica. La sociedad, siguiendo esta lógica, estará dividida entre quienes más tienen dinero (materia o posibilidad de conseguirla) y quienes menos tienen. De ahí la creación del concepto de clases sociales. La pertenencia a una clase social lo determina la cantidad de dinero que poseo y no otra cosa.

El hombre siempre quiere dinero, pues es lo que lo hace “hombre” por así decirlo y la moralidad de sus actos estará medida por esta vara, pues es puramente material: el impulso a la acumulación de capital esta en la naturaleza humana tal como la ve Marx: de ahí, a la explotación del hombre por el hombre, hay un solo paso. De ahí también que lo hace “hombre” su relación con otros hombres, pues la dialéctica, como vimos más arriba, considera que una definición es exacta si se estudia en su relación con todo lo que lo ayuda a definirlo.



Ahora, el hombre para ser cada vez más hombre (más material) debe explotar a otros hombres y en la base de esta explotación esta la posesión de los medios de producción que son los que le dan la posibilidad al hombre de acumular capital: la posesión de la tierra y del capital para hacer fructificar esa tierra a un nivel más allá del de subsistencia. Necesitará también la mano de obra que la contratará a un precio inferior al de la tarea realizada, o sea, le dará un salario de subsistencia, para así mantener a los otros hombres, que pueden competir con él por el dinero, en definitiva, que pueden impedirle su realización humana.

En un sistema como este en donde el Estado no interviene (por estar regido por principios liberales ortodoxos) la acumulación de capital en pocas manos es inevitable. Los que más tienen tendrán más a costa de los que menos tienen y estos serán cada vez más y los otros cada vez menos. De ahí a interpretar que este modelo en algún momento va a explotar si sigue así no hay que ser ningún gurú. Marx profetizó el desmadre, desmadre que no se dio porque el Estado intervino.

Para Marx la solución a este estado de cosas, que consideraba injusto, era la llegada al sistema que NECESARIAMENTE vendría después del capitalismo: el Comunismo. Este sistema tenía una particularidad: no habría en él propiedad privada. ¿Por qué?
Vamos un poco más atrás: para el filósofo judío alemán lo que daba felicidad al hombre era la igualdad. En contraposición, la desigualdad generaba infelicidad. ¿Cuál es la causa de la desigualdad? ¿Cuál es la causa que haya personas de clase alta y otras de clase baja? La posesión de los medios de producción, la posesión de la tierra y el capital que pueden comprar la mano de obra al precio que se le antoje. Por eso para volver a la igualdad hay que eliminar lo que la causa: la posesión, en definitiva, la propiedad privada. Eliminando la propiedad privada, eliminaremos las clases sociales y al ser todos iguales nadie sufrirá por la materia que el otro tiene y yo no.

¿Cómo llegamos a este estado de cosas? Como dije arriba, el Comunismo es inevitable, pero podemos acelerar la llegada a esta Edad de Oro. ¿Cómo? Por medio de la lucha de clases. El sujeto histórico del cambio es el Proletariado: la clase trabajadora desposeída de los medios de producción que solo subsiste con un mísero salario. Cuando esta clase social tome el poder podrá instalar la Dictadura del Proletariado, un régimen de terror para impulsar las medidas necesarias para acelerar la llegada al Comunismo. Aquí nuevamente se hace presenta la dialéctica hegeliana:

La burguesía es la tesis, es la “cosa en sí”, la proposición afirmativa, la clase social surgida a la luz de la Revolución Industrial. La tesis genera su contrario, su antítesis, el proletariado, y lo genera porque posee los medios de producción. En el coche de estos dos surge la síntesis, “la cosa en sí para sí”, la burguesía y el proletariado, en donde queda algo de ambos pero no son ninguno de los dos, en este caso, la eliminación de las clases sociales y de la propiedad privada, en definitiva, el Comunismo.

Así, el medio para llegar a la felicidad será la revolución violenta. Pero todavía hay obstáculos: el proletariado no sabe el rol histórico que tiene en la redención humana. Para ello, el intelectual marxista deberá crear “conciencia de clase, o sea, iluminarlo sobre la necesidad de agruparse para luchar en contra del enemigo común: la burguesía, o sea, los que poseen medios de producción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario