En el diario electrónico La Nación se puede leer el día de ayer una noticia titulada “Cayó un concejal K acusado de narco” y en el día de hoy otra “Un concejal, con un patrimonio abultado”. Este concejal de la localidad de Joaquín V. González en la provincia de Salta, llamado Luis Arturo Cifre, estaría implicado en una red de drogas y también tendría un patrimonio abultado.
La pregunta que rápidamente se nos viene a la mente es ¿Cómo un funcionario del Estado, elegido para defender los intereses de su localidad, entra en una asociación ilícita para el transporte y venta de drogas? ¿Qué lo mueve a un acto como este?
Creo que habría que hacer varias aclaraciones: primero y principal, nadie nace corrupto, sino se hace. Segundo, el corrupto no se reconoce como tal, salvo muy raras excepciones. Que quiero decir con esto: que seguramente el Sr. Cifre haya comenzado su vida pública con aspiraciones mucho más laudables que la de formar una red de venta de drogas. En su juventud pensaría en la lucha por los intereses de los desposeídos y, por qué no, en desterrar la corrupción de la política. Pero, ¿qué le pasó al Sr. Cifre?
Voy a poner un ejemplo de cómo trabaja la mente del corrupto:
Un gobernador de una provincia petrolera recibe en su despacho a una delegación de una empresa multinacional que explota yacimientos petrolíferos en todo el mundo. Esta empresa le propone al gobernador firmar un contrato para que puedan explorar y producir petróleo. Pero en el contrato el gobernador advierte que es muy desventajoso para su provincia y para la Nación: muy bajo es el beneficio para la Patria. Dada esta advertencia les comunica que de esa manera es imposible firmar y que lo revean dadas las condiciones que ahora pone el gobierno provincial. La delegación, al leer las condiciones dice que no pueden firmar dicho contrato porque va contra los intereses de la empresa. Luego se van del despacho.
Al día siguiente, nuevamente la delegación se reúne con el gobernador. Pero ahora con una propuesta mucho más tentadora (no para la Patria sino para el gobernador). Los representantes de la petrolera dicen que si firma el contrato inicial ellos están en condiciones de “darle” cincuenta millones de dólares. Le dejan el contrato para que lo piense y se van. He aquí el dilema mental del gobernador:
“si firmo el contrato tal cual esta falto a mis responsabilidades como funcionario público y traiciono a mi pueblo, pero me llevo cincuenta millones de dólares”
“si no firmo el contrato, la empresa se retira y las inversiones también, por lo que la prosperidad que prometí en mi campaña se viene a pique, y también mi reelección. No solamente esto sino el problema social que se me puede armar por la falta de inversiones en un recurso que es el único que podemos explotar en esta provincia.”
Ahora un análisis más personal:
“si acepto los cincuenta millones traiciono mis ideales de juventud: entrar en política para terminar con la corrupción y beneficiar al pueblo”
“sino acepto los cincuenta millones vendrá el próximo gobernador, que seguramente es corrupto (porque todos los políticos, menos yo, son corruptos) y rápidamente firmará el contrato tal como esta para quedarse con el dinero. En realidad, si yo me quedo con ese dinero puedo hacer muchas cosas buenas, obras de caridad y distribuirlo entre los pobres, cosa que quien me va a suceder no lo va a hacer. No me queda otra que aceptar, total yo estoy muy seguro de mi integridad.”
La mente ha justificado lo que este gobernador quiso desde el principio: llevarse el dinero y quedar con la conciencia limpia.
¿Qué problema puede tener nuestro gobernador si nunca le encuentran nada, si nadie se entera de lo que ha sucedido en su despacho? Individualmente hablando ninguno, salvo que su conciencia, ya adormecida por su extraña lógica, despierte con fuerza y no lo deje dormir, cosa que no creo. Ahora, realmente, ¿qué problemas puede traer este acto? Muchos y muy graves, pues el dinero que se ha quedado nuestro gobernador no es lo peor sino el dinero que la empresa multinacional se lleva a su país empobreciendo al nuestro. Ese dinero que quedando en nuestro país, y con actitudes virtuosas, sería invertido en salud, educación, seguridad. Y no son palabras puramente mediáticas sino son REALIDADES. Veamos:
Las personas que teniendo una enfermedad y deben operarse rápidamente y no pueden hacerlo por la falta de recursos, su muerte física deberá cargarla el corrupto. Quién por falta de recursos no puede armar un ambiente armónico para educar a sus hijos y pierde el control sobre ellos, llegando a ser estos homicidas: el corrupto, carga con esta muerte física. Quién sufre un acto de inseguridad porque el policía, por falta de recursos se ha entregado también a la corrupción y no ha realizado su trabajo correctamente: con esa muerte física también carga el corrupto. El caos social es culpa del corrupto y de ese pequeñísimo acto que fue poner su firma en un papel. Pero, por supuesto, él no aceptará esta carga:
“¿Qué culpa tengo que los hospitales de Jujuy no funcionen si yo manejo una provincia en el sur? ¿Me culpan de la muerte física de alguien que sufrió inseguridad en Córdoba? ¡Estamos todos locos! O peor aún, imputarme la muerte de una persona que murió en manos de un “pendejo chorro”. ¡Por favor! ¿Qué culpa tengo de que esos “pendejos” se pasen la vida fumando paco?”
Lo que ha llevado a estos actos es el individualismo del funcionario, el haber pensado solo en él y en su entorno. Lo que ha llevado a estos actos es el goce inmediato de los bienes terrenos solo accesibles con dinero. Ahora sí, el virus del egoísmo inundará su espíritu y lo transformará en una isla. En un espíritu como este no cabe la Patria. Y digo que no cabe la Patria porque esta la hicieron los héroes que entregaron su sangre para que no se desintegre y ha cambio nada recibieron y nada quisieron recibir, actitud imposible de entender para la mente de nuestro gobernador. Vuelvo a un ejemplo, pero ahora real.
El otro día en una clase un alumno al que le platee qué haría si una potencia extranjera invade Tierra del Fuego me contestó lo siguiente:
“¡Que tengo yo que hacer en Tierra del Fuego! ¡Yo vivo en Buenos Aires! ¡Que se la queden, que me sacan a mi, nada! ¡Yo solo reaccionaría si están en peligro mis afectos, pero ir a pelear a Tierra del Fuego, un lugar recóndito, para que después se lleven el beneficio otros, ni a palos!”
Le pregunte si con esa respuesta no le faltaba el respeto a todos los héroes que habían derramado su sangre para que la Argentina existiese, para que sus abuelos y bisabuelos puedan comer, dormir, divertirse, sufrir, gozar, vestirse en estas tierras, para que sus abuelos le den la posibilidad a sus padres de que puedan desarrollar una actividad que los satisfaga material y espiritualmente. Su contestación fue “no, no creo que le falte el respeto, es más, este país es una porquería, por qué pelear por una porquería. Aparte esas personas ya están muertas y los vivos lo transformaron en esta porquería que es. Si yo pudiera me iría a vivir afuera”
Otra reacción individualista y egoísta que nace de una visión puramente material y hedonista de la vida. Estos chicos solo defienden lo suyo y nada más, pues es eso lo único que tienen para ser felices. Todo lo heroico se transforma en sospecha. No hay héroes solo personas que haciendo actos heroicos buscan el reconocimiento social. Nadie hace nada por que sí, todo tiene un por qué y ese por qué SIEMPRE es para beneficio personal.
Ahora, el único freno que tenemos hoy frente a estas actitudes disgregadoras y disolutas es político, no es más que un Estado y sus “herramientas”, que en este país tampoco existen. El Estado no vela por los intereses de la mayoría. Si el freno a estas actitudes antipatrióticas y antisociales no viene desde el interior de los hombres, pues están infestados por el virus del egoísmo materialista más atroz, ni del exterior, pues el Estado ha tomado una actitud reaccionaria y antinatural, ¿Hasta donde vamos a llegar?
A mi entender el problema es mucho más profundo. La sociedad argentina ha sufrido la introducción de una cultura norteamericana hedonista, consumista y materialista junto a una campaña sistemática y conciente por la destrucción de sus raíces hispánicas y católicas. Por más que les pese a los progre nuestros héroes han sido españoles y católicos y han sido los forjadores de nuestra Patria. Esa es nuestra identidad y no otra. Si queremos imponer otra no seremos nada.
Tenemos que volver a la Religión, pues es la única que nos dará el amor necesario a la Verdad y el temor necesario a no aceptar el error. También nos dará una mirada trascendente que romperá con la inmediatez material y hedonista, fuente de todas nuestras debilidades. Si nuestro norte es la Trascendencia, nunca caeremos en la mediocridad de los bienes terrenales y trabajaremos por el bien común, lograremos desterrar el egoísmo y el individualismo de nuestros corazones dejando lugar al bien del otro. En definitiva, entregaremos la vida por Dios y por la Patria.
Qué completo y certero tu comentario! te felicito y me apunto para recibir tus actualizaciones. Cómo se hace para reflotar el nacionalismo? en qué corriente política o partido se ubicaría?
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