Este año va a ser un año difícil para nuestro
país, e intuyo, para el mundo también. Para nuestro país, principalmente por la
disolución social operada por años de legislación promotora de la cultura de la
muerte y bombardeo mediático. Nuestra sociedad no esta preparada para otra
crisis económica, no lo está porque las bases sociales tradicionales han sido
resquebrajadas. Por supuesto no son solamente diez años de kirchnerismo ni
treinta de democracia, son muchos más operando contra el orden natural, pero al
kirchnerismo le ha tocado rematar la inocencia que quedaba. Es este régimen el
que ha implantado una serie de normas que han atentado directamente contra el
orden natural y si tenemos en cuenta la función educativa que tienen las leyes
no podemos más que aterrarnos. Han dispuesto la ley de género, el homonomio, la
educación sexual pornográfica en las escuelas, el protocolo de la Corte Suprema
de Justicia permitiendo a cualquier persona embarazada abortar con el solo
hecho de presentar una declaración jurada, el crecimiento exponencial de las
drogas, el aumento de la violencia y la crueldad, la ostentación y
superficialidad, y la impunidad más descarada, por mencionar algunas de tantas.
El 2014 será un año en el que las fuerzas del
mal, ya sea dentro de la patria como fuera de ella, presionarán para terminar
de matar el alma de nuestro país. Hay indicios de que estas fuerzas quieren
hacernos reaccionar y llevarnos a la guerra. La cantidad de profanaciones que
ha habido el año pasado es increíble y la exposición cada vez más fuerte de las
feministas también es para considerar. Pero no solo eso sino que también estas
fuerzas buscarán aprobar el aborto y la eutanasia, seguirán manteniendo el
perverso ocio en las clases populares para luego utilizarlas para amedrentar a
la clase media y alta que no se someta al régimen, nos robarán el dinero con la
inflación y harán que gran parte de la población sana sufra y se angustie por
no poder llevar el pan a su familia, seguirán haciendo negocio con las drogas
para sostener un estilo de vida que violenta los ojos de la austeridad y mata a
la población activa de nuestro país, en fin, buscarán la destrucción de la
célula fundamental de la sociedad que es la familia. Lograr el aborto, el
homonomio y la eutanasia es controlar los hitos de la vida de un ser humano: el
Estado decide quien vive y quien muere, el Estado decide como se conforma la
célula básica de la sociedad: hombre-mujer, hombre-hombre, mujer-mujer,
travesti-hombre, travesti-mujer, y así ad eternum.
Pero el mundo da muestras de que la sensatez
todavía no ha muerto. Veamos lo que pasa en España o en Francia. Las marchas
pro familia y pro vida son multitudinarias, creativas y estimulantes. En Europa
del Este la reacción también se hace sentir: la constitución de Hungría
prohibiendo el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo o de
Polonia cada vez más cerca del orden natural nos dan aire. La defensa en
Croacia del matrimonio natural y de la Gran Rusia prohibiendo la propaganda
homosexual o castigando a las diabólicas feministas de Femen nos anima.
Considero que es un año clave y que las
personas de buena voluntad debemos juntarnos y animarnos a despertar las
dormidas conciencias de los argentinos. Nunca hubiese pensado que en Francia
iba a haber una marcha de 2 millones de personas a favor del matrimonio y la
familia y lo hubo. ¿Por qué no puede pasar lo mismo en esta tierra? ¿Somos
menos que Francia?
Que Nuestro Señor y su Santísima Virgen guíen
nuestras acciones para que vuelva la paz y el orden a nuestra tierra y al mundo
entero.
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