«Radcliffe Collage» de Estados
Unidos, envió a Berlín al economista antinazi Máxime Y. Sweezy. Entre sus conclusiones
publicadas en el libro «La Economía Nacionalsocialista», figuran las
siguientes:
«El pensamiento occidental,
cegado por los conceptos de una economía arcaica, creyó que la inflación, la
falta de recursos, o una revolución, condenaban a Hitler al fracaso... Mediante
obras públicas y subsidios para trabajos de construcción privada se logró la
absorción de los cesantes. Se cuidó de que los trabajadores de determinada
edad, especialmente aquellos que sostenían familias numerosas, tuvieran preferencia
sobre los de menor edad y menores obligaciones... Se desplazó a los jóvenes
desocupados hacia esferas de actividad de carácter más social que comercial, como
los Cuerpos de Servicio de Trabajo, de Auxilios Agrícolas y de Trabajo Agrícola
Anual.
»En el otoño de 1936 ya no
existía duda alguna sobre el éxito del primer plan cuatrienal. La desocupación
había dejado de ser un problema e inclusive se necesitaban más obreros. El segundo
plan cuatrienal quedó bajo la dirección del general Goering, cuya principal
meta era independizar a Alemania de todos los víveres y materias primas
importadas... Con proteínas de pescado se manufacturaron huevos en polvo; los autobuses
fueron movidos por medio de gas; se usó vidrio para fabricar tubería y material
aislante; se implantó la regeneración del hule y la purificación del aceite
usado y el tratamiento de la superficie de metal contra el moho. Se almacenó
aserrín para transformarlo en una harina de madera que también se usó como
forraje; el pan se elaboró, en parte, de celulosa; las cubiertas de las
salchichas se usaron de celofán; se transformaron las papas en almidones,
azúcares y jarabes.
»En Fallersleben se inició la
construcción de no sólo la fábrica de automóviles más grande del mundo sino de
la fábrica más grande del mundo de cualquier clase. El Volksauto (auto del pueblo)
costaría mil ciento noventa marcos (más de dos mil pesos) en abonos de cinco
semanarios. »En seis años los nazis terminaron 3,065 kilómetros de carreteras, parcialmente,
1,387 kilómetros más, e iniciaron la construcción de otros 2,499 kilómetros.
»La estabilización de precios que resultó de la intervención oficial nazi debe conceptuarse
como un éxito notable, único en la historia económica desde la revolución
industrial... Esta experiencia permitió que prosiguiera la guerra sin que el
problema de los precios preocupara a Alemania»
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