"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

viernes, 20 de septiembre de 2013

La economía NAZI

«Radcliffe Collage» de Estados Unidos, envió a Berlín al economista antinazi Máxime Y. Sweezy. Entre sus conclusiones publicadas en el libro «La Economía Nacionalsocialista», figuran las siguientes:

«El pensamiento occidental, cegado por los conceptos de una economía arcaica, creyó que la inflación, la falta de recursos, o una revolución, condenaban a Hitler al fracaso... Mediante obras públicas y subsidios para trabajos de construcción privada se logró la absorción de los cesantes. Se cuidó de que los trabajadores de determinada edad, especialmente aquellos que sostenían familias numerosas, tuvieran preferencia sobre los de menor edad y menores obligaciones... Se desplazó a los jóvenes desocupados hacia esferas de actividad de carácter más social que comercial, como los Cuerpos de Servicio de Trabajo, de Auxilios Agrícolas y de Trabajo Agrícola Anual.



»En el otoño de 1936 ya no existía duda alguna sobre el éxito del primer plan cuatrienal. La desocupación había dejado de ser un problema e inclusive se necesitaban más obreros. El segundo plan cuatrienal quedó bajo la dirección del general Goering, cuya principal meta era independizar a Alemania de todos los víveres y materias primas importadas... Con proteínas de pescado se manufacturaron huevos en polvo; los autobuses fueron movidos por medio de gas; se usó vidrio para fabricar tubería y material aislante; se implantó la regeneración del hule y la purificación del aceite usado y el tratamiento de la superficie de metal contra el moho. Se almacenó aserrín para transformarlo en una harina de madera que también se usó como forraje; el pan se elaboró, en parte, de celulosa; las cubiertas de las salchichas se usaron de celofán; se transformaron las papas en almidones, azúcares y jarabes.

»En Fallersleben se inició la construcción de no sólo la fábrica de automóviles más grande del mundo sino de la fábrica más grande del mundo de cualquier clase. El Volksauto (auto del pueblo) costaría mil ciento noventa marcos (más de dos mil pesos) en abonos de cinco semanarios. »En seis años los nazis terminaron 3,065 kilómetros de carreteras, parcialmente, 1,387 kilómetros más, e iniciaron la construcción de otros 2,499 kilómetros. »La estabilización de precios que resultó de la intervención oficial nazi debe conceptuarse como un éxito notable, único en la historia económica desde la revolución industrial... Esta experiencia permitió que prosiguiera la guerra sin que el problema de los precios preocupara a Alemania»

sábado, 7 de septiembre de 2013

El Anticristo

A continuación un texto de Leonardo Castellani sobre el Anticristo en su brillante libro “El Apokalypsys de San Juan”

Voy a copiar ahora resumiendo un papel en que Benavides consignó lo que la Iglesia enseña en general acerca desa misteriosa y pavorosa figura que desde 2000 años ha se conoce con el apodo de Anticristo. Puede servir como el retrato del Anticristo, que el viejo respondía, cuando le pedíamos que lo hiciera, que ya estaba hecho, o que no era cosa de hacerla él.



Para el viejo el Anticristo era una cosa real, y aún diría que – subjetivamente y en su mente – una cosa presente. Creía al pie de la letra que iba a venir, tan ciertamente como el cometa Halley o la desintegración del átomo. Le llamaba "la clave metafísica de la historia humana". Cuando le pedíamos que nos hiciera su retrato – y la señora Priscila, temperamento novelesco, era literalmente golosa de eso – siempre se excusaba diciendo que habría que tener en los labios la brasa de Isaías, las llamas del Dante, el tizón de Milton, las cenizas de Baudelaire y encima de esto el poder verbal de Hugo y la fuerza simbólica de Claudel – ¡échale un galgo! – para tentar esa empresa, que, por lo demás, ya estaba hecha por los escritores eclesiásticos antiguos y modernos. Una vez me remitió a un libro de Tomás Maluenda, que nunca pude encontrar en ningún lado. Otra vez me dijo que si quería "vislumbrar de lejos" – así dijo – el alma del Anticristo, que leyese a Nietzsche y al Conde de Lautréamont. ¡Vaya chiste! Lo que queríamos nosotros era que él, que lo había leído todo, nos diese el resultado, y nos hiciese una síntesis de una vez. Pero eso tiene el leer demasiado, que uno no puede sintetizar. Además, parecía que al Anticristo el viejo Benavides no lo hubiese leído, sino que le hubiese visto; y que esa vista lo hubiese dejado sin palabra. Mas el resumen que saqué yo de sus notas es éste:

[...]

Todos los antiguos escritores eclesiásticos dijeron, o mejor dicho tradiderunt (transmitieron) que en la consumación del mundo, cuando el Orden Romano será destruido, habrá diez reyes – o varios Reyes, como San Agustín interpreta, número definido puesto por el indefinido – que llama la Escritura los "Diez Cuernos de la Fiera"; que procederán por cierto del Romano Imperio pero no serán emperadores romanos, los cuales el orbe románico destruirán; y de entre ellos, cuerno undécimo, surgirá el Anticristo. Esto leían ellos con toda claridad en el Apokalypsis y en Daniel.

Un "cuerno pequeño", es decir, un rey oscuro y plebeyo, que crecerá quizás de golpe, en medio de ellos y a la vez como fuera de ellos, porque es el undécimo, el apéndice, fuera del número perfecto y del orden consuetamente admitido: un parvenú, un inmiscuido entre las naciones, el cual vencerá a tres reyes, a los mayores, o los cercanos, y "los otros se le someterán". Yerran pues todos los que opinan que los "diez reyes" de Daniel y el Apokalypsis han sido los diez emperadores que han perseguido a la Iglesia, como Nerón, Domiciano, Trajano, Antonio, Severo, Aureliano, Decio, Maximiano, Valeriano y Diocleciano; porque ni vivieron en el fin del mundo, ni a tres de ellos postró el Anticristo, ni la sucesión de sus reinados puede tomarse por la simultaneidad que claramente predican los libros santos.

El Anticristo no será un demonio sino un hombre demoníaco, tendrá "ojos como de hombre" levantados con la plenitud de la ciencia humana y hará gala de humanidad y humanismo; aplastará a los santos y abatirá la Ley, tanto la de Cristo como la de Moisés; triunfará tres años y medio hasta ser muerto sine manu, no por mano de hombre; hará imperar la "abominación de la desolación", o sea, el sacrilegio máximo; será soberbio, mentiroso y cruel, aunque se fingirá virtuoso; fingirá quizás reedificar el templo de Jerusalén para ganarse a los judíos, pero para sí mismo lo edificará y para su ídolo Maozím; idolatrará la fuerza bruta y el poder bélico, que eso significa Maozím: fortalezas o munimentos ; y quizás adorando al mismo personal demonio Mavorte o Marte, que adoraron los paganos; pero él será ateo y pretenderá él mismo recibir honores divinos; en qué forma no lo sabemos: como Hijo del Hombre, como verdadero Mesías, como encarnación perfecta y flor de lo humano soberbiamente divinizado, como Fuhrer, Duce, Caudillo y Salvador de los hombres, como Resucitado de entre los muertos.

Fingirá quizás haber resucitado de entre los muertos; ¿usurpará fraudulenta la personalidad de un muerto ilustre? ¿O restaurará un imperio antiguo ya muerto? Reducirá a la Iglesia a su extrema tribulación, al mismo tiempo que fomentará una falsa Iglesia. Matará a los Profetas y tendrá de su parte una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre por el hombre, hierofantes que proclamarán la plenitud de los tiempos y una felicidad nefanda. Perseguirá sobre todo la predicación y la interpretación del Apokalypsis; y odiará con furor aun la mención de la Parusía. En su tiempo habrá verdaderos monstruos que ocuparán sedes y cátedras y pasarán por varones píos, religiosos y aun santos; porque el Hombre del Delito tolerará un cristianismo adulterado.

Abolirá de modo completo la Santa Misa y el culto público durante 42 meses, 1.260 días. Impondrá por la fuerza, por el control de un estado policíaco y por las más acerbas penas, un culto malvado, que implicará en sus actos apostasía y sacrilegio; y en ninguna región del mundo podrán escapar los hombres a la coacción de este culto. Tendrá por todas partes ejércitos potentes, disciplinados y crueles. Impondrá universalmente el reino de la iniquidad y de la mentira, el gobierno puramente exterior y tiránico, una libertad desenfrenada de placeres y diversiones, la explotación del hombre, y su propio modo de proceder hipócrita y sin misericordia. Habrá en su reinado una estrepitosa alegría falsa y exterior, cubriendo la más profunda desesperación.

En su tiempo acaecerán los más extraños disturbios cósmicos, como si los elementos se desencuadernaran; que él pretenderá dominar en su potencia. La humanidad estará en la más intensa expectativa, y la confusión más grande reinará entre los hombres. Rotos los vínculos de familia, amistad, lealtad y consorcio, los hombres no podrán fiarse de nadie; y recorrerá el mundo, como un tremor frío, un universal y despiadado sálvese quien pueda. Se atropellará lo más sagrado y ninguna palabra tendrá fe, ni pacto alguno vigor, fuera de la fuerza. La caridad heroica de algunos fieles, transformada en amistad hasta la muerte, sostendrá en el mundo los islotes de la Fe; pero ella misma estará de continuo amenazada por la traición y el espionaje. Ser virtuoso será un castigo en sí mismo, y como una especie de suicidio.

El Anticristo será aniquilado por el Arcángel Mikael. Después de su muerte tendrán los hombres por lo menos 45 días para hacer penitencia; quizás muchos más, años enteros. Probablemente será de origen judío, subido al poder supremo por demagogia, intrigas, maquiavelismo y los más fríos y calculados crímenes; y también probablemente los judíos serán su guardia de corps y el instrumento de su potencia, al principio por lo menos. A su caída tendrán los fieles libertad; pero atónitos, derrotados y dispersos, no se reorganizará la predicación, ni por ende la Fe, sino pasado algún tiempo.

La sombría doctrina del bolchevismo no será la última herejía, sino su etapa preparatoria y destructiva. La última herejía será optimista y eufórica, mesiánica. El bolchevismo se incorporará, será integrado en ella. Sobre la doctrina del Anticristo tenemos cuatro puntos ciertos: 1. Negará que Jesús es el Salvador Dios (Joa. II);  2. Se erigirá como salvador absoluto de la humanidad (Joa. V ) ;  3. Se divinizará (II Thess. II);  4. Suprimirá, combatirá o falsificará todas las otras religiones (Dan. VI). Vendrá de los judíos y será de ellos, en parte al menos, recibido como Mesías; y que será judío de nacimiento, circunciso y que observará el sábado, al menos por un tiempo; y que su ciudad capital será Jerusalén. Belarmino lo da como cierto, y Lactancio, Jerónimo, Teodoreto, Ireneo como probable. No impugnará al cristianismo en nombre del cristianismo, como Lutero y sus secuaces, pero aprovechará-y reducirá a sí mismo todo el cristianismo falsificado que encontrará entonces.

No será rey hereditario, se elevará del suelo y obtendrá la púrpura por fraude y homicidios; reinará apoyado en el Asia y sujetará el Occidente. Gog es un rey y Magog es su tierra; y los hebreos entendieron siempre, según la tradición refiere, por el nombre de Magog a los escitas, "tan blancos como crueles", es decir, la gente del Cáucaso y más allá de los Urales; pero el ejército de Magog se compondrá de toda la tierra, pues el profeta Ezequiel enumera en él nominalmente a los persas, los etíopes, los hispanos (Tubal) y los nórdicos (Togormá). Este ejército será destruido por fuego según está escrito: "Fuego y azufre lloveré sobre él y sobre el ejército suyo". Estas bromitas que están haciendo ahora con la "desintegración del átomo", bien podrían ser una sorpresa y "encadenarse" – o desencadenarse – como los hombres de ciencia y hombres de técnica no imaginaban.

Hará portentos tales, mentirosos y embaidores, que pasmará a los hombres. La Escritura pone tres ejemplos concretos: hacer caer fuego del cielo, hacer hablar la imagen de la Bestia, y una muerte y resurrección amañada; pero nada dice, ni podía decir, acerca del modo dellos. Estos portentos están ya casi al alcance de la magia de la moderna "Ciencia", que cada día es menos ciencia y más magia, y magia negra por cierto; porque la moderna tecnología o tecnología se está moviendo más cada día fuera de la órbita del conocimiento de Dios y del hombre, y hacia el dominio utilitario y temerario de las fuerzas cósmicas; y aun hacia la destrucción y el estupro de Universo. Los hodiernos ensoberbecidos "sabios" se han evadido hace mucho del respeto a los senos de la naturaleza, que hacía a los griegos – testigo Aristóteles – prohibir la disección de los cadáveres; y están invadiendo el dominio de los ángeles, guiados quizás por uno dellos, porque lo que llamamos ether, decía la antigua teología y Santo Tomás lo recoge, es el lugar de los ángeles; la porción de la materia creada en la cual el ángel mora, en el sentido en el cual un ángel puede morar en lo material; es decir, el elemento desde el cual el espíritu puro puede ejercer su acción sobre lo sensible creado; la médula del cosmos, el fluido nervioso del mundo, el puente de la materia al espíritu, consustanciado a él, no por naturaleza sino por ordenación creadora.

Y nada más. Si Roma será o no destruida, conforme a la letra de una descripción apocalíptica, no lo sabemos, aunque muchos Santos Padres lo creen.

"Romanum, inquit, nomen , quo nunc regitur orbis (borret animus dicere sed dicam quia futurum est), tolletur de terra, et Imperium in Asiam revertetur, ac rursum Oriens dominabitur ; atque Occidens serviet" [Digo que el nombre romano, con el cual hoy se rige el orbe (me horroriza decirlo pero lo diré, pues ha de suceder) será quitado de la tierra; y el Imperio volverá al Asia y de nuevo dominará el Oriente; y el Occidente servirá], exclama Lactancio; y lo sigue San Agustín, interpretando a San Pablo, en el Capítulo 1 del libro XX de De Civitate. San Victorino Mártir netamente asevera que "la Iglesia será quitada", pero eso no significa que será extinguida del todo y absolutamente, como opinó Domingo Soto, sino su desaparición de la sobrehaz de la tierra, y su vuelta a unas más oscuras y hórridas catacumbas.

Todo lo demás son conjeturas bordadas con más o menos inteligencia por los exegetas; esto que va arriba está en la Escritura y la tradición literalmente.

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Hasta aquí el papel del vejete; es decir, la parte sana del papel.


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