"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda, no temer decir la verdad" Su Santidad Leon XIII

sábado, 20 de octubre de 2012

¿Algo esta pasando en nuestro país?


Hay en la Argentina un nuevo movimiento, hay una reacción a la acción desmedida de grupos heterogéneos que quieren destruir la Patria. Seguramente a muchos les sonará “facho” la expresión “destruir la Patria”, algo así como anacrónico, ¿no? pero no le hablo a aquellos, pues no creen que exista la Patria. Para ellos solo existe el “aquí y ahora” que se puede ver y tocar, y los que creemos en la existencia de la Patria no nos quedamos con el “aquí y ahora” sino que buscamos en el pasado, en nuestro pasado, la identidad que nos informa, que nos da forma, para conocernos tal cual somos y para proyectarnos con éxito en el mundo que nos toca vivir.

Lo que somos no comienza en 1810 ni en 1816, lo que somos comienza con la fundación de las ciudades por los conquistadores españoles. Ellos trajeron un orden y un espíritu. ¡Otra expresión fachista! ¿no? Hablar de los conquistadores es un pecado mortal para la América contemporánea, pero negar la realidad no la destruye sino que nos destruye. Por eso no me importa y hablo de los conquistadores, sí, los conquistadores, aquellos hombres que, con infinidad de vicios y virtudes, trajeron un nuevo orden completamente diferente al que estaba y que desde el hoy, si tenemos buena voluntad, nos damos cuenta que el que estaba nada tenía que ver con nosotros. ¿Qué tiene que ver con nosotros los sacrificios humanos al dios Sol? ¿Qué tiene que ver con nosotros el sacrificio de niños inocentes para alimentar a este dios? ¿Qué tiene que ver con nosotros la esclavitud más deplorable de pueblos indígenas en manos de Imperios indígenas absolutistas y centralizados? ¿Sabías que era frecuente que la carne de la víctima fuera consumida en un banquete ritual, en el que el ofrendante no participaba? Esta era la cultura precolombina y no el buen salvaje de Rousseau. El que quiera que me pida pruebas bibliográficas: tengo muchas.

Varias cosas nos han delegado los españoles de antaño: nos dieron la religión cristiana (que no es un sacerdote pedofilo sino que es otra cosa más profunda) que enseña el amor al prójimo y la entrega total a Dios y a los demás. Nos dieron un ordenamiento que se ajusta a la realidad humana individual y colectiva: el federalismo. Nuestra nación, que nació antes que el Estado, se formó “desde abajo”. Las familias que se unieron para fundar ciudades, las ciudades que se unieron para formar regiones y las regiones que se unieron para formar provincias que luego negociaron con sus pares la formación de una nación. Evolución natural y espontánea, nacida de las necesidades de la persona que no puede vivir sin su familia y sin la sociedad. Evolución natural y espontánea de aquellos que viviendo en comunidad no satisfacen todas sus necesidades dentro de la familia y necesitan de su relación con las otras familias, fundando la comunidad. No somos seres aislados, somos seres sociales y necesitamos de la familia y de la comunidad para lograr nuestros anhelos y nuestras aspiraciones. Nuestra tradición no es un Estado absolutista que nos marca el ritmo y nos impone “desde arriba” sino que nuestra tradición es el federalismo que funda la sociedad que luego controlará a la política y de ahí todos nuestros sufrimientos presentes.

Cuando el Imperio Español (del cual formábamos parte pero comenzó a despreciarnos bajo el gobierno de los liberales) entró en crisis, decidimos separarnos e independizarnos. No de sus enseñanzas (la Religión y el Federalismo, el amor al prójimo y el amor a la Comunidad) sino de aquellos que lo tenían tomado y querían cambiar su esencia. Y así fue como hombres grandes y con un espíritu fuerte se lanzaron a la conservación de nuestra naciente nación. Dejaron familia, dejaron amigos, pasaron hambre, angustias, dolores físicos y morales, tormentos y todo tipo de sufrimientos para que se sostenga lo que éramos, para que no se pierda lo construido en el espacio y en el tiempo. No buscaron el dinero que da la tranquilidad presente pero que termina anulando los dones recibidos, sino que se entregaron a defender una realidad que, si perecía, haría desaparecer siglos de trabajo y sudor de sus antepasados y de la Patria misma. ¡Esto es entrega al prójimo! Lamentablemente las mentes contemporáneas no pueden comprender esto, las mentes contemporáneas no pueden entender como una persona puede dejar la comodidad de su vida presente para lanzarse a una aventura, que de por sí lleva todas las de perder (sino porque hoy la política es el principal canal de enriquecimiento). En realidad, hoy hay muchas más comodidades que ayer. El consumismo nos ha adormecido, creo que queda claro, no hace falta que lo pruebe. Pero para entender a estos grandes hombres hay que despojarse de todo nuestro presente y bucear en “su” presente. Solo así entenderemos lo que hicieron y por qué lo hicieron.

Desde ahí comenzamos a fortalecer nuestra nación. Sufrimos ataques de ideologías foráneas, que nada tenían que ver con nuestra realidad y nuestro sentir. Muchas veces, nuestro pueblo tuvo que sufrir gobernantes guiados más por estas ideas extrañas a sus aspiraciones y a sus fines que por lo que necesitaba nuestra sociedad. Pero la comunidad soportó. La Nación no se disgregó, porque había algo más fuerte que el poder político no podía destruir, una unión profunda e invisible forjada con siglos de sufrimiento y entrega.

Hoy, en el siglo XXI, esta unión profunda e invisible, surge otra vez con una fuerza inaudita. El poder político quiere destruir lo poco que queda de nuestra identidad. Leyes extrañas a nuestro sentir, copiadas de países que nada tienen que ver con nosotros y nuestra historia; ataques a la sociedad buscando someterla incondicionalmente a los designios de un grupo político corrupto que trabaja para sí y desprecia a la comunidad; todo tipo de desprecios y desplantes.

Nuevamente la sociedad argentina esta frente a un poder político que busca destruirla.  Estas fuerzas extrañas que guían hoy a la Patria no nos deben confundir. No se construye una gran nación creyendo que la corrupción es necesaria “para subvencionar a la política”, ni se construye una nación promoviendo todo tipo de leyes contrarias a nuestro sentir histórico. No. La violencia ejercida “desde arriba” como la ejercida “desde abajo” siempre fue deplorada en nuestro país. Nuestros antepasados nos enseñaron que para construir debe haber paz y para que haya paz debe haber orden. Pero el orden no se construye con caos, ni con prepotencias, ni con violencia psicológica. El orden se construye aceptando la realidad, que es la única verdad. 

5 comentarios:

  1. AMARILLO PATETICO!

    RANCIA ARISTOCRACIA OLGIGARQUICA Y CONSERVADORA YA NO ENGAÑAS A NADIE CON TU ETICA PATETICA!

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  2. Nuestra identidad es tambien MESTIZAJE racial y cultural y no la busqueda del choque de clases! Estamos perdiendo el rumbo, somos como ovejas sin pastor porque no reconocemos nuestras raices. Asi se destruyen los pueblos! socavando sus cimientos. No permitamos que no destruyan. Defendamos el orden, el orden NATURAL. Reconozcamos nuestra sangre española, no nos avergoncemos de lo que somos. Cuando la gente deja de defender lo suyo y, ademas, lo ataca, lo odia, lo desprecia... Cuando todo esto sucede empieza a agonizar la Patria. RAYEL

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  3. yo tengo bandera celeste y blanca...no un trapo de mierda de la urss...ni un "azul hebreo" y blanco como la porqueria que usa la apatrida wilhelm y toda la sinagoga k

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  4. Muy buena la nota!
    Carolina Enterrios

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